martes, 14 de octubre de 2014

Begin

Fin.
Empezar con un "Hola" a estas alturas no sería lo correcto. 


"Adiós".
La vida es puta. Muy puta. Y el final es el límite o eso dicen.
Desearía involucionar para corregir tantas cosas... 

(Pero que tonto, y quién no, ¿verdad?).
Estoy inmerso en un bucle y voy sin freno. Creo que la vida intenta ponerme a prueba para ver de lo que soy capaz. Estoy casi convencido.
Me hallo por quincuagésima vez en esa fase de lunático empedernido que no es capaz de poner los pies en la Tierra. Y es que soy así con todo lo que algún día fue nuevo.
Bueno, bonito..., pero breve. Sería la mejor forma para describir el sumo placer que recibo de las pequeñas cosas que suceden a diario, pero detesto la rutina y la reiteración de las mismas.
Tal vez lo fácil sea decir que la vida me ha hecho así por complejo, pero yo soy devoto de los que creen que cada uno se hace a sí mismo. Y yo, precisamente, no estoy orgulloso de cómo soy.
No hay un final sin un principio, y sería capaz de ponerle fecha al inicio del declive.
16. 

Creía tener al mundo comiendo de mi mano y realmente no tenía nada; me sentía vacío por dentro.
Quizás mi cabeza inmadura no estaba preparada para soportar tanta presión. Esa presión que concierne el aparentar en vez del ser.
Yo era, pero también creía ser y, de tanto creer, me creí lo que no era.
Es entonces cuando ese vacío aflora, cuando estallas porque no sabes ni cuando, ni como, ni por qué.
Te atosigas. Te empiezas a plantear situaciones, dudas, peros y porqués y, a esa edad, no es fácil asimilar tanto.
Tomas el camino fácil. Un camino tan sencillo a corto plazo que te produce el bienestar inmediato del que carecías.
Pero, a veces, el camino fácil puede parecer el más sencillo y resultar ser el más duro con el tiempo...
Ojalá pudiese resetear mi cabeza para que no se hubiese amoldado a lo que tenía. Y es que a día de hoy, soy un producto de lo que un día viví y no es agradable.
No seré yo quien venga a relatar sus penas "de pe a pa", pero doy las gracias a quien me ha hecho hacerlas más amenas, mas ya no puedo más. Mi cabeza ha dicho basta, y no por voluntad propia.
He llegado a un punto en el que todo me da igual, he perdido la batalla de propósitos.
Me he dado cuenta de que no le debo nada a nadie y menos a esta sociedad "paleta".
Es importante vivir para uno mismo, pero a veces, terceras personas influyen y no lo ponen fácil. 

Llega un momento en el que no sabes en quién confiar. No sabes qué está bien y qué mal, a quién querer...
Y es que en un mundo en el que es más importante lo que tienes que lo que vales, es complicado.
Incluso alguno, llegado a este punto, estará pensando lo mariposón que soy por abrir mi corazón, pero eso, creédme, que ya es hora de que me venga dando más bien igual. Porque escribo por y para mí, y no por contentar a nadie.
El mundo no debería estar condicionado por estereotipos. Y no voy a ser yo quien venga a cambiarlo, p
ero sí que me voy a permitir el lujo de cambiar el mío.
Por eso digo que, no pienso pedir perdón por lo que he hecho hasta ahora. Por no contentar, en mayor parte, el deseo irrefrenable de todos de aparentar, por haber preferido en su momento escribir que ir a drograrme, por pasármelo mejor haciendo crónicas deportivas en vez de subir fotos haciendo el cateto. 
No pienso darle más importancia al cuerpo que a la mente; lo cual no significa que lo descuide. No voy a pedir perdón por eso y por muchas otras cosas...
Contentaré a pocos, perderé a muchos. Pero prefiero a pocos mientras sean reales.
Es hora de empezar a decirle adiós a eso que no quiero, a personas, hora de tomar decisiones aunque sean difíciles, a pensar por mí mismo...
Creo que hacer un inciso en el momento adecuado es lo correcto.
Así que, desde aquí, quiero decirle "adiós" al yo interno que no quiero.


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