viernes, 4 de noviembre de 2016

Me echo de menos (algún día lograréis entender una tercera parte)

Relatar las siguientes líneas no va a ser una tarea sencilla.
Debo desnudar a mi intelecto una vez más, resumir y, a su vez, hacer acopio de lo bueno y lo malo de todo lo que quiero expresar, intentar explicar el ser consciente de todo lo positivo y negativo y, aun así, haber cedido en ocasiones ante mis impulsos inmaduros, mas a pesar de eso, disfrutar todo ello porque por dentro me he sentido como si viviese una segunda niñez desordenada. 

Debo detallar esa ambigüedad de una forma más o menos entendible siendo consciente de la delicadeza que concierne el tema para no ser malinterpretado.
Esto es un intento de refrendar una serie de acontecimientos en contra de mi voluntad que, a la larga, han terminado siendo aceptados por mí, mas de todas formas, siguen creándome un sentimiento contrario o de posterior arrepentimiento una vez realizados.
Partiendo de la base de que las palabras tan solo son palabras y dependen de la interpretación de cada uno gracias a los sentidos, voy a desmenuzar lo que me acontece durante el último año y que cada cual lo interprete como desee.
La gente que me conoce íntegramente, que no es la que comparte mis días generalmente, sabe cómo es mi manera de sentir, ver y vivir la vida. Quien me quiere y comprende una mísera parte, entiende lo que escribo y digo, entiende que pueda hablar de amor presente y pasado a la vez sin parangón ni resquemor, que pueda hablar de cosas vividas hace años o hace tres días y entiende mis comentarios a raíz del contexto por eso mismo: porque me conoce. 

De ellos son los únicos comentarios positivos y negativos que me importan y valoro.
Quien entiende mi modo de existir es quien permanece a mi lado. Es quien sabe el motivo por el cual hago/escribo/digo lo que hago/escribo/digo y entiende que pueda hablar de cualquier cosa sin tapujos.
Por ejemplo: cuando hablo de todo tipo de amor y desamor; independientemente de que tenga pareja o no y de que me salte unos límites éticos estipulados en la cabeza de cada uno. Pero a fin de cuentas, quien me comprende ligeramente o intenta hacerlo es quien entiende mi "modus vivendi".
Quien me quiere así es quien realmente me aprecia porque entiende medianamente mi filosofía de vida. Entiende que si soy así es por algún motivo, y es por ello que, pese a que me rodee de bastantes personas a diario, pocos son los que realmente me llevo en el pecho y en los que pienso antes de acostarme. Por eso, por encima de todo, estos a los que me refiero, saben que mi teoría sobre la vida es vivir libre y sin ataduras, poder decir y hacer lo que pienso y quiero en cada momento y guardarme lo que no considero oportuno.
En algunos casos he debido sortear algunas normas ya que mis pensamientos no concuerdan con algunas leyes absurdas e ilógicas que persisten en la actualidad. 
Pero, ¿qué no es absurdo e ilógico hoy en día en esta sociedad de mierda? 
Digamos que me he hecho a mí mismo también algo anarquista; mejor dicho: la televisión, los medios y la humanidad actual con la que convivo, me ha hecho hacerme así por desprecio y odio (que es lo que fomentan actualmente)
No ceso ni he cesado en luchar por mis principios y creencias internas por muchas veces que me haya despistado algo del recorrido y salido de mis pensamientos éticos o funcione al revés de lo que predico día tras día. Todos somos así en algún momento; ya sea en la intimidad o con el descaro de ser públicamente así sin complejo alguno ni remordimiento. 
La desvergüenza está a la orden del día y se convive con ella como se puede.
No todo tiene que tener sentido en esta vida. Tan solo debe tenerlo para ti y reforzar así tu paz interna dentro de tu propia realidad, y encauzar tu vida de una manera correcta en tu visión humana.
Lo que diga el resto es ignorante. Será contradictorio porque la gente, insisto: son experiencias que nunca, ni por muy parecidas que sean, van a ser exactas a las tuyas. 
Por lo tanto: nunca vas a pensar exactamente igual que nadie ni ellos que tú y, aun así, tú vas a tener la verdad de tu propia razón y los demás de la suya.
Eso no me impide asumir que durante este último año me haya perdido por el camino más de la cuenta, ni tampoco me siento obligado a pedir disculpas a nadie por haber ganado otras muchas cosas positivas desviándome sumido en un tanto de hipocresía en ocasiones.
Me he vuelto a sentir libre, a recorrer las calles del barrio de una manera que me disgusta pero me permite pasarlo bien.
He pasado noches deambulando, acompañado de los míos, haciendo locuras al margen de lo "correcto".

He vuelto a sacar a relucir una parte de mi 'yo' de antaño, a ser un hijo de puta dentro de una sociedad de pandereta, cosa que dentro de esa misma ambivalencia también me entristece. 
He cedido en ocasiones ante mis demonios a causa de otra pequeña depresión. He vuelto al agujero, una vez más...
Soy un niño maduramente inmaduro y grande.
Soy experiencias.
Soy tan fuerte e inteligente que a la vez soy débil mentalmente por no querer adaptarme.
Cada año vuelve a superarme el pavor y me empequeñezco ante las adversidades. Y caigo. Siempre caigo en mi querido bucle.
Ahí estoy, intentando escapar una vez más, y así poder poner en marcha mi funcionamiento al máximo potencial. Como hace un año. Como he hecho muchas más veces.
Me repito que no es tan difícil día tras día...
He vuelto, entre otras cosas también aunque en menor medida, a aquello de lo que me costó tanto salir hace muchísimos años: a las drogas. A lo que un día fue mi talón de Aquiles.
No me avergüenzo. Es más, creo que he sabido llevar el tema de una manera más o menos adecuada.

Dicen que las recaídas son altamente probables, y que son peores que la primera vez y difíciles de controlar sobre todo por las personas inestables, pero creo que no considero que me hayan absorbido hasta el punto de volver a crearme una dependencia.
Lo único que han hecho es aumentar mi nivel de desgana. Y esa mierda tampoco es que la quiera.
No me cuesta ni ha costado decir que no ni dejarlo cuando no me ha apetecido, pero mi cerebro a veces buscaba un impulso artificial para intentar esclarecer este puto mundo entre otras cosas y, qué coño, a veces me apetecía hacerlo porque sí. 

No vamos a ser ahora más exquisitos que nadie cuando casi todo joven (y no tan joven) alguna vez lo ha hecho, y más ahora que las drogas están cada vez más integradas en esta sociedad y los chavales empiezan antes.
Somos mayorcitos para saber de cada cosa lo que es bueno y malo, y mejor que eso: cada uno es puramente libre para hacer lo que le salga de donde le quepa. Y yo no voy a ser menos.

No quiero dejar el tema atrás sin mencionar que esta vez no he llegado a rozar las "drogas duras" ni aun teniendo colegas que se meten y habiéndolas tenido a 10 cm de mí. 
He aprendido un montón de cosas sobre las que creí que nunca más hallaría interés.
Sirven para poco para labrarse un futuro, pero son más que útiles en ocasiones.
He aprendido y reaprendido de jóvenes y he rememorado la nostalgia de vivir algunas cosas. Y, quién soy yo para decir nada si soy el principal culpable, pero quizá tenía que volver a eso un tiempo. 
La edad es relativa y subjetiva. 
La medida está dentro de la capacidad mental, y la mía, en depresión, es totalmente opuesta a cuando estoy bien y mi físico también lo nota.
Me he levantado infinidad de mañanas, me he mirado al espejo últimamente envuelto en una falsa sensación de felicidad, y me he repetido: "esta no es la mierda que querías ser y por lo que has luchado tanto".
He perdido potencial, capacidad intelectual y memoria por volver a esto. He seguido jugando a lo mío pero me he estancado en algunos tramos casi dejándome vencer por el resto en alguna situación. Y ahora eso me está pasando factura.
Esa no es mi partida. Yo era mucho más perspicaz, pero eso me pasa por desentrenar las cualidades y lo que sí es necesario y potenciar mierdas que sirven para otra clase de vida que yo no merezco.
Debo volver a mi vida. A lo que me toca. A sentir interés por las cosas que apreciaba y me fascinaban porque lo he perdido.
Es realmente complicado reconducir a tu cabeza por donde oscilaba pero no recuerda como recorrer...
Así que, tal vez sean difíciles de entender muchas cosas, y, seguramente, de no haber recaído en mi amado bucle, hubiese sabido cómo lidiar otras situaciones que ya sabía cómo tratar.

Seguramente sea increíble para algunos el entender que haya disfrutado de esto: de haberme sentido inmaduro y apreciar una depresión constante. 
Es mi burbuja, mi bucle, y ya nos conocemos de más de un par de veces. Pero se acabó. Debo volver a mi ser un tiempo (o al menos eso me digo desde que partí de allí)
Poco a poco me voy reencontrando aunque a veces el entorno que no sé cómo ni tampoco quiero dejar atrás en parte no ayude.
Pero, volvieron Le Duifet y Kase.O, no lo voy a hacer yo...