sábado, 31 de diciembre de 2016

Año nuevo, misma vida

La navidad no es una época del año que disfrute en exceso. Es más, me claudico como detractor confeso de dichas fechas, la falsa felicidad y los valores ficticios que reúne. 
Debe ser porque supone recordar el transcurso del año entero, analizar lo bueno y lo malo que dejas atrás, a las personas, el sentirme obligado a hacer cosas que no me apetecen porque así se supone que funcionan estos días... y eso para mí ya es una rutina con la que peleo a diario.
Para mí es una época de tristeza; no sé si porque echo de menos en este instante a mi abuelo, que es lo que más me hace falta en días como los de hoy, o porque me da pena ver a la gente actuar en contra de su voluntad y fingir a familias para dar una imagen inverosímil al resto; más allá del positivismo y del ponerle buena cara a los problemas que puedan contener.
Llevo 3 meses en Zaragoza, alejado de mi familia, de los míos... porque debía y quería hacerlo. Pasando un frío de la hostia día sí y día también. Un frío que te quita las ganas de levantarte de la cama y de vivir, pero combatible por el simple hecho de pensar en por qué estoy aquí.
Echo de menos Barcelona, mi ciudad, la más bonita de las que puedo valorar con conocimiento de causa. 
Echo de menos muchas cosas desde que estoy aquí. Muchísimas. Pero eso no significa que deba volver ni rendirme, no significa que no quiera ver a los míos a diario y salir de currar y poder verle la cara a personas que me apetecería.
No quiero decir que las personas debamos huir para darnos cuenta de ciertas cosas, pero a veces, sí pararnos un poquito a pensar en lo que tenemos y no valoramos porque pensamos que va a estar siempre ahí.
Este final de año estoy distinguiendo más que cualquiera el verdadero significado de la nostalgia, el realmente darme cuenta de que soy afortunado de las personas y cosas que tengo y no aprecio comúnmente, de las que voy recuperando por circunstancias o achicando de cara a mi orgullo porque creo que me las merezco y a veces no me detengo a pensar en ellas.
Esa es mi "Navidad". O como prefiero llamarlo: mis días para descansar y disfrutar de la familia más de lo que me gustaría hacerlo habitualmente. De la familia de sangre y de la que escogemos.
Pero sin rozar la hipocresia, sin querer arreglar algo que esté muerto o roto forzosamente solo porque en los anuncios de la televisión y en las marquesinas me inciten a ser más feliz estos días.
Lo único que quiero es estar con esas personas, con los mismos problemas de siempre que tengo con ellas y que no se van a solucionar ahora porque sea "Navidad", pero con ellas.
Muchos enfocáis estos días en el consumismo, vais estresados por querer ponerle valor a las personas con cosas materiales, en los regalos que se supone que van a medir la felicidad y el amor que tenéis hacia las personas que estimáis...
No voy a ser el mayor hipócrita de todos ni soy un radical. No he dicho en ningún momento que no crea que se deban tener detalles con vuestros respectivos allegados, ya sean materiales o del tipo que cada cual valore.
Pero, ¿de verdad seguiréis poniendo precio a unas fechas que os regalan para disfrutar de la familia? 
¿Tiene que ser ahora cuando decidáis hacerlo y no cualquier día del resto del año porque sí?
¿Debe ser en estas semanas cuando subáis tropecientas fotos de la abuela a la que tenéis que ver sí o sí en la comida familiar y que se supone que tanto queréis y no ningún día del resto del año pudiendo verla igualmente?
Es solo un ejemplo de tantos, pero, ¿y el primo al que podéis ver cualquier otro día y no lo hacéis porque os da pereza y ahora se convierte en el mejor del mundo?
Mi "Navidad" este año es regresar a casa, y este debe ser uno de los primeros años en los que he deseado que se acercasen estas fechas con ilusión.
Mi regalo de "Papá Noel", "Reyes Magos" o cualquier celebración estúpida que implique regalar cosas porque no sé quién dijo un día que debía ser así, es tiempo. Tiempo, porque es lo más valioso que tengo y lo único que no se puede recuperar. Y yo no sé quién va a estar ahí el día de mañana para compartirlo conmigo. Sé quien está ahora, y quizá sea tarde cuando quiera regalarlo.
Esta es la "Navidad" que a mí me vale y no tiene porqué ser la vuestra.
A mí me podrá tachar de consumista el que no me conoce por lo que ve de cara a vuestro circo de payasos como ya dije en su momento, pero no sabe mi situación, no sabe lo que trago y lo que me ha costado llegar para tener eso, pero eso no determina que durante este lapso deba hacerlo porque me lo metan en la cabeza, ni para mí ni mi familia.
El que me conoce sabe cómo soy, lo poco que me gusta que me inviten por no saber cuándo podré devolverlo, lo poco que me entusiasma derrochar y gastar y lo que para mí realmente tiene un precio que va más allá del monetario.
Quizá he fluctuado algún principio momentáneamente porque tengo carencias que intento asimilar y sobrellevar con otras cosas. Porque estos meses me ha venido todo de golpe y porque he estado algo más solo que de costumbre y más centrado en mí que en las cosas que merecían mi atención y también eran importantes.
No he vendido mis ideas para superar los pensamientos adversos y personales que envuelven a mi familia para llenar vacíos, pero sí que me he permitido el lujo de darme algún capricho con el dinero que he ganado con el sudor de mi frente por todo el tiempo que he estado sin poder hacerlo.
Este año he hecho millones de cosas en contra de mi voluntad para soportar mi vida, así que esa tampoco iba a ser la primera, pero no estoy del todo disconforme.
Mantengo mi esencia y mis fundamentos. Así pues, tampoco estoy aquí mas que para echar el grito públicamente de lo que me parece discordante, no para dar lecciones porque yo tampoco os conozco ni sé de la mayoría de vuestros problemas.
De lo que siempre estaré muy orgulloso de decir, es que pocos son los que de verdad se acercan a conocerme sin dejarse llevar por las apariencias. Pero eso se debe al tiempo que me han dedicado, porque se supone que me quieren, como yo quiero a quien dedico el mío, igual que vosotros a los vuestros.
A mí no me gusta hacer propósitos de año nuevo, creo que son metas ficticias. Tan solo pasamos a cambiar el número final de una fecha.
El mundo no va a cambiar su forma, las personas y sus problemas y pensamientos no van a transformarse solo porque otro año ha comenzado. Así que, yendo al grano, no me gusta hacerme propósitos, mas creo que las cosas pueden retomarse cuando somos capaces porque hay ganas y poco a poco.
Quiero volver a leer mucho, a interesarme por las cosas, a escribir sobre la sociedad y lo que me entristece como antaño, a hacer crónicas, a recuperar las ganas, que es lo fundamental para que empiece a hacerlo, y a administrar mejor mi tiempo. A lo que era hasta hace no tanto, a mi otro "yo" de verdad...
Como ya he dicho: lo vital son las ganas, la mentalidad no va a cambiar de un día para otro. Es como en las dietas que te propones sin éxito: "Hoy empiezo porque empieza el año", "mejor mañana que es Lunes y empieza la semana". Son maneras de prolongar las cosas que realmente carecen de nuestras ganas para ser realizadas. Y quizá podamos llevarlas a cabo en el momento que digamos radicalmente, pero si no las aplicamos progresivamente, no suelen ser cosas que podamos mantener en el tiempo. Es ahí cuando se produce el "efecto rebote" cuando nos cansamos. 
Por eso no me voy a proponer nada que ahora no sea capaz de realizar, pero no quita que quiera hacerlo.
Me echo de menos mucho, y la mayor parte de culpa la tengo yo como cada año. Pero eso dudo que cambie porque empiecen a contar de cero otros 365 días.
La "Navidad" os; mejor dicho: nos vuelve gilipollas. No obstante, eso no es algo que vaya a cambiar tampoco en un periodo a corto plazo. Porque todos nos quejamos pero casi nadie mueve un dedo mas que por sí mismo para hacerlo.
Parece que en cada tienda te den un disfraz con falta de personalidad estándar durante datas como en las que nos hallamos.
Cualquiera, pero sobre todo el trabajador que está en contra de estas fiestas y se expone a "hacer el ridículo" con gorritos y adornos en su uniforme, porque a su jefe, que probablemente él no los lleve, porque es "Navidad", o a partirse la espalda diez veces más y cobrando lo mismo solo por eso: porque es "Navidad", en vez de reivindicar sus pensamientos, es, a mi modo de ver, en cierta manera admirable.
Admirable, porque entiendo que hoy en día hay demasiada necesidad como para luchar por cosas de las que carecemos de recursos para afrontarlas ya que nos las quitan o nos coaccionan para que no podamos o tengamos un impulso lo bastante fuerte como para llevarlas a cabo.
Esto me lleva a concluir con que, en estas fechas me he vuelto a dar cuenta, pero ahora más si cabe, que lo que más me estimula para realizar todo es el amor. Y es que es lo que debería mover el mundo y a las personas, no los intereses y el dinero.
Este es un detalle intrascendente y a mi parecer innecesario, pero este mes, por venir a ver a los míos tan solo poco menos de dos semanas, voy a renunciar a un buen pico de dinero de mi salario extraordinario. No es un dato que echo al aire para recibir medallitas porque así es la vida y obviamente no seré el único, pero es un dato que ahí dejo.
Si en vuestra visión a ojos de lo que no conocéis soy tan consumista como aparento, podéis seguir acribillándome con argumentos que distan bastante de la realidad que no va más allá de vuestra opinión inmunda, que yo seguiré sabiendo lo que realmente necesito. Y el dinero en mi casa es algo que hace y ha hecho falta desde hace tiempo, pero es menos importante que otras cosas de mi vida.
Aprovecho para finalizar con eso, con esa mierda de la que tanto me gusta hablar y a la vez detesto, pero que es lo que me mueve a hacer lo que me apetece verdaderamente.
Y es que, bueno, no soy alguien al que le guste pretextar las personas que llegan bien adentro de su pecho, pero, dejando a un lado a mi familia y a mis amigos, que sobradamente sé y saben lo que les quiero a cada uno, quería concluir con el amor que lleva años quemándome profundamente sin motivo aparente o con alguno que no llego a cavilar.
Empecé el año ilusionado con una persona y he terminado ahogándome con otra. Ese sería el resumen superfluo que hace que analice lo que da de sí un año, las vueltas que da y que, realmente, llegue a la conclusión de que no puedes plantearte cosas que van a venir de manera espontánea y sin saber cuándo a tu vida.
Es poco habitual que las personas lleguen aquí dentro de una manera que no lo suele hacer apenas nadie. Debo tener mi coraza, mis experiencias y bien claro lo que quiero para compartirlo con alguien, pero a veces es inevitable que alguien termine por derribar mis mitos.
Soy una persona normal, que también hace las cosas cuando le apetecen y no solo en ambientes hostiles y porque se sienta obligado a hacerlo, porque a mí esa mierda no me aporta nada, pero sí, también hago las cosas que aborrezco como vosotros. Soy básico en ocasiones, soy uno más, soy de carne y hueso y me surgen necesidades. Pero habitualmente no me excedo en caer en esas banalidades porque no me gustan. No me gusta parecerme a vosotros.
Es chungo eso del amor y la confianza mirando alrededor y en lo que hemos convertido a la sociedad. Aun así, a donde quiero llegar es a lo de siempre. A que a mí lo que realmente me hace sentir vivo es lo que me hierve. Lo que me duele, me penetra y hace que dé vueltas mi cabeza durante 24 horas.
Lo dicho: empecé el año ilusionado con alguien que mantenía mi cabeza dando vueltas cual tiovivo a lo largo del día. Mas aún cuando la tenía que ver a diario. Por circunstancias, las cosas se evaporaron y esa persona terminó llenándome de otra manera que ahora agradezco.
Ahora, tampoco encuentro una palabra coloquial que encaje en un sentimiento predeterminado ni quiero indagar en un tema que quien sabe de mí ya conoce y lleva arraigado a mi persona desde hace un año...
Podría decir que, en cierto modo, me he vuelto a enamorar de la totalidad en conjunto de varios aspectos de una bellísima persona, de las que a mí me revuelven por dentro y después de tanto tiempo, de otra persona distinta a la mencionada anteriormente, y mira que sería jodido después de todas las personas que han intentado llegar aquí desde entonces, que lo hubiese hecho de algo tan parecido pero a la vez tan distinto a lo que hace años me destrozó.
Podría decir tantas y tantas cosas y ni me acercaría a lo que realmente ha sido o es, que me da miedo adentrarme en meterle calificativos a eso. De hecho nunca los tuvo.
No puedo sentir algo tan profundo por un ser que no existe o que depende más de mi imaginación que de la propia realidad. O sí, es que de veras que ya no lo sé ni quiero saberlo.
He llegado a pensar que he terminado así porque, como a la única persona que llegó a hacerme sentir meramente parecido la conocí y traté en una situación tan opuesta a la vez que similar, intenté querer reanimar aquella experiencia para solucionar problemas intrínsecos de aquello más allá de dedicarme a apreciarla a ella.
La verdad es que todos esos supuestos que vagaban por mi cabeza, vete a saber tú por qué, ya no me importan.
El amor es lo que mejor resumiría mi vida desde hace varios años, desde que mi vida pegó un giro brusco de 360 grados: el amor hacia las personas, la vida, las cosas, el desamor...
¿Y qué si lo he vuelto a hacer? 
No es algo que me atormente. Qué diantres, eso es lo que me repito día tras día, pero para qué engañarme: sí, me atormenta mucho sentirme así.
El amor ni se elige, ni se rige, ni se dirige por nada, y eso es lo mejor y peor de todo. Lo mejor mientras perdura y lo peor si se esfuma.
Diría que he vuelto a sentir por lo desconocido, por lo banal, por lo imaginable, por lo que hizo desenamorarme de la vida un día y, una vez más, ha hecho que llegue a lamentarme y desgañitarme pensando en lo injusta que resulta la misma.
He intentado forzar las cosas. Las cosas que no forcé yo y a las que tenía miedo de adentrarme pero aparecieron por el camino de una manera apetecible. A volver a ganar algo que perdí hace mucho y no quiero recuperar. Porque no me gusta entregarme. No me gusta desnudarme. No me gusta dejarme llevar por lo que quiero. No de esa manera. Porque sé que cuando más confiado y a gusto estoy, las cosas se me escapan y me dañan, y al final termino haciéndome daño de todas maneras por tomar decisiones.
No me gusta ser feliz, o no de la manera que vosotros entendéis la felicidad propiamente dicha. No me gusta ser como todos. No me gustan las relaciones superficiales ni clásicas, ni llenar vacíos ni necesidades inmediatamente. No me gusta el mundo tal y como está montado, pero no puedo quejarme porque no debo ser el único. No me gustan muchas cosas pero convivo con ellas. Y al final por no gustarme tantas cosas no me gusto ni yo.
Me encanta hacerme el tonto, indagar en la intelectualidad de ciertos aspectos de los seres que se escapan de la mayoría, exprimir a quien sé que puedo de una manera que permite que me divierta sin hacer daño a nadie, pero desgraciadamente, cuando me meto mucho en el papel, eso me lleva siempre a volver a mi ser detestable, a mi egoísmo, a los celos, en vez de querer a esa persona como se merece y, como en esta ocasión, disfrutar de la situación que la vida me tenía preparada de nuevo.
Solo por eso pienso que valía la pena. Por ser capaz de matarme como muy pocas personas saben.
Llegué otra vez a lo que no quiero, a dejar de entender todo, a desconectarme y a destruirme como tantas y otras veces.
Tuve que escapar a pesar de que no fuese lo que más me apetecía, pero me sentía como si me estuviesen tomando el pelo.
Para mí era complicadísimo volver al principio, a tomarnos las cosas con calma y a jugar de manera silenciosa.
Quería correr y forzar las cosas, insisto. Y esa no es la manera de querer a alguien.
Por eso decidí irme. Por eso y muchas otras cosas que me disgustaban y no podía conseguir de ella.
Quería darle una libertad a esa persona pero que fuese para mí. Y eso, estando tan lejos, no es algo que sepa ni quiera volver a hacer.
Tengo a personas en la distancia a las que quiero, pero no de esa manera que estaba empezando a sucederme de nuevo.
Intento adaptarme pero no me sale. Me quiero solo, y quiero a los que me quieren conmigo, pero a veces dejo ir cosas, situaciones y personas que deseo y quiero, para vivir más tranquilo pese a que me fastidie porque no veo más soluciones.
Fastidiosamente sí las veo. Iría a verla. Haría mil cosas, pero no siento que deba por lo que yo haya o no recibido, o que el miedo que nos envuelve hoy en día me atemoriza a realizar las cosas que desearía a pesar de que me muera de ganas de hacerlo.
Soy así de ridículo, pero sé que es lo mejor que pueden hacer las personas por ellas mismas antes de destruirse conmigo: alejarse de mí.
Sé quién congenia conmigo, quién me merece y qué merezco de sobras, y no me gusta probar las cosas por ver qué sucede. A veces porque lo detesto, otras por cobarde y por miedo, otras porque simplemente es la mejor opción a largo plazo.
No es que vaya despechando a las personas que quiero, pero no dudo en distanciarme a mi manera de lo que no cuadra en mi vida en ese instante concreto.
Y así voy, una tras otra, dejando escapar lo que me conviene por mis fallos internos y el desencanto que padezco por la gente y los sentimientos cada año a mayor escala. Porque no me gustan como están pintados, no me gusta el funcionamiento de los mismos, porque ni yo me aplico lo que desearía.
Esta mierda no la entenderéis si no habéis vivido situaciones similares y porque solo me llena a mí, pero cuando sufres un ligero "deja vú" de una cosa que en el pasado te dañó y a la que no te atreverías a volver y vuelves, perfeccionando esos fallos, o te aporta cosas positivas donde antes no eras capaz de hallarlas, debe significar algo. Debe significar algo el hecho de que alguien anule tus barreras y miedos anteriores, tus experiencias negativas, y sepa convertirlas en irrelevantes, aun sin haber estado en mis cualidades óptimas del todo. 
Pero, he vuelto a fingir lo que no soy solamente para alejarme de ella, porque no me sale rentable convivir con sentimientos negativos que yo me genero al no poder sentir los positivos a diario. Y me da mucha pena. Por mí y por ella.
He vuelto a caer desde lo más arriba, y os habéis dedicado más a hablar de mis apariencias que de saber mis heridas o molestaros en conocerlas. Pero ya me he encargado de colocar a cada persona en el lugar que le corresponde una vez más. Y orgulloso estoy de que sean pocos los que sigan conociendo una mísera parte de mí. No me cansaré de decirlo.
A mí, aunque no lo parezca y sea irónico, las redes sociales me la comen bastante, porque no me cansaré de repetir tampoco que distorsionan la realidad.
Me la suda el contenido, los comentarios y todo lo que las envuelve.
No suelo publicar mi vida personal, o al menos no solía a esta escala que no es ni una tercera de la tercera parte de lo que me sucede ni de las personas con las que paso las horas. Porque escasamente subo lo que hago más allá de mi persona y sus "cafradas", mucho menos de momentos que prefiero disfrutar acompañado antes que de compartirlos con desconocidos, solo que en ocasiones me apetece ser uno más como el resto para no alejarme tanto.
Algunas ya he dejado de utilizarlas, otras estoy volviendo a hacerlo y otras las uso y abandono a rachas. Según me dé. Pero siempre regido por mis principios, los cuales se pueden alejar más o menos de lo que a mí me apetece a raíz de cómo me encuentre en ese preciso instante y más, si este año he pasado la mayor parte de él desconectado de las tecnologías por mi pasión por destrozar y perder móviles en condiciones de ebriedad y, las pocas fotos que me han hecho y me he podido hacer con quien me salía de los mismísimos, he preferido guardármelas a excepción de las que me ha dado la gana subir. Los momentos me los llevo en la retina y en en el corazón, que ahí es donde puedo guardarlos eternamente.
En conclusión, sé que me he desviado bastante del tema inicial y que suelo ser repetitivo año tras año con sus pequeños matices, pero es que no cambio tanto a pesar de todo en 365 días. 
A parte de que ya sabéis que cuando me pongo a hablar de lo último me enredo de una manera que, al no saber exteriorizar como me gustaría que entendierais, me pierdo.
No vine a contentar a nadie, así que esto ni si quiera es un resumen de mi año, apenas de una leve parte de mi pensamiento y los últimos meses generalizando lo más destacable, porque para detenerme en verano y en otros momentos ya tengo otros escritos, y este ni si quiera me apetecía compartirlo con los míos.
No obstante, tenía que manifestar mi predilección por las letras hasta el último día de este curso. Tenía que escapar de vuestros deseos y felicitaciones surrealistas de "Navidad" y año nuevo que os afloran de la imaginación a todos por igual en estos instantes. Tenía que ser yo. ¿Qué esperabais? 
Y si todavía seguís esperando algo de mí que no os debo: que empecéis bien el año y que disfrutéis de estos días, es lo mínimo que puedo decirle a un desconocido que se toma la molestia de leerme.






viernes, 4 de noviembre de 2016

Me echo de menos (algún día lograréis entender una tercera parte)

Relatar las siguientes líneas no va a ser una tarea sencilla.
Debo desnudar a mi intelecto una vez más, resumir y, a su vez, hacer acopio de lo bueno y lo malo de todo lo que quiero expresar, intentar explicar el ser consciente de todo lo positivo y negativo y, aun así, haber cedido en ocasiones ante mis impulsos inmaduros, mas a pesar de eso, disfrutar todo ello porque por dentro me he sentido como si viviese una segunda niñez desordenada. 

Debo detallar esa ambigüedad de una forma más o menos entendible siendo consciente de la delicadeza que concierne el tema para no ser malinterpretado.
Esto es un intento de refrendar una serie de acontecimientos en contra de mi voluntad que, a la larga, han terminado siendo aceptados por mí, mas de todas formas, siguen creándome un sentimiento contrario o de posterior arrepentimiento una vez realizados.
Partiendo de la base de que las palabras tan solo son palabras y dependen de la interpretación de cada uno gracias a los sentidos, voy a desmenuzar lo que me acontece durante el último año y que cada cual lo interprete como desee.
La gente que me conoce íntegramente, que no es la que comparte mis días generalmente, sabe cómo es mi manera de sentir, ver y vivir la vida. Quien me quiere y comprende una mísera parte, entiende lo que escribo y digo, entiende que pueda hablar de amor presente y pasado a la vez sin parangón ni resquemor, que pueda hablar de cosas vividas hace años o hace tres días y entiende mis comentarios a raíz del contexto por eso mismo: porque me conoce. 

De ellos son los únicos comentarios positivos y negativos que me importan y valoro.
Quien entiende mi modo de existir es quien permanece a mi lado. Es quien sabe el motivo por el cual hago/escribo/digo lo que hago/escribo/digo y entiende que pueda hablar de cualquier cosa sin tapujos.
Por ejemplo: cuando hablo de todo tipo de amor y desamor; independientemente de que tenga pareja o no y de que me salte unos límites éticos estipulados en la cabeza de cada uno. Pero a fin de cuentas, quien me comprende ligeramente o intenta hacerlo es quien entiende mi "modus vivendi".
Quien me quiere así es quien realmente me aprecia porque entiende medianamente mi filosofía de vida. Entiende que si soy así es por algún motivo, y es por ello que, pese a que me rodee de bastantes personas a diario, pocos son los que realmente me llevo en el pecho y en los que pienso antes de acostarme. Por eso, por encima de todo, estos a los que me refiero, saben que mi teoría sobre la vida es vivir libre y sin ataduras, poder decir y hacer lo que pienso y quiero en cada momento y guardarme lo que no considero oportuno.
En algunos casos he debido sortear algunas normas ya que mis pensamientos no concuerdan con algunas leyes absurdas e ilógicas que persisten en la actualidad. 
Pero, ¿qué no es absurdo e ilógico hoy en día en esta sociedad de mierda? 
Digamos que me he hecho a mí mismo también algo anarquista; mejor dicho: la televisión, los medios y la humanidad actual con la que convivo, me ha hecho hacerme así por desprecio y odio (que es lo que fomentan actualmente)
No ceso ni he cesado en luchar por mis principios y creencias internas por muchas veces que me haya despistado algo del recorrido y salido de mis pensamientos éticos o funcione al revés de lo que predico día tras día. Todos somos así en algún momento; ya sea en la intimidad o con el descaro de ser públicamente así sin complejo alguno ni remordimiento. 
La desvergüenza está a la orden del día y se convive con ella como se puede.
No todo tiene que tener sentido en esta vida. Tan solo debe tenerlo para ti y reforzar así tu paz interna dentro de tu propia realidad, y encauzar tu vida de una manera correcta en tu visión humana.
Lo que diga el resto es ignorante. Será contradictorio porque la gente, insisto: son experiencias que nunca, ni por muy parecidas que sean, van a ser exactas a las tuyas. 
Por lo tanto: nunca vas a pensar exactamente igual que nadie ni ellos que tú y, aun así, tú vas a tener la verdad de tu propia razón y los demás de la suya.
Eso no me impide asumir que durante este último año me haya perdido por el camino más de la cuenta, ni tampoco me siento obligado a pedir disculpas a nadie por haber ganado otras muchas cosas positivas desviándome sumido en un tanto de hipocresía en ocasiones.
Me he vuelto a sentir libre, a recorrer las calles del barrio de una manera que me disgusta pero me permite pasarlo bien.
He pasado noches deambulando, acompañado de los míos, haciendo locuras al margen de lo "correcto".

He vuelto a sacar a relucir una parte de mi 'yo' de antaño, a ser un hijo de puta dentro de una sociedad de pandereta, cosa que dentro de esa misma ambivalencia también me entristece. 
He cedido en ocasiones ante mis demonios a causa de otra pequeña depresión. He vuelto al agujero, una vez más...
Soy un niño maduramente inmaduro y grande.
Soy experiencias.
Soy tan fuerte e inteligente que a la vez soy débil mentalmente por no querer adaptarme.
Cada año vuelve a superarme el pavor y me empequeñezco ante las adversidades. Y caigo. Siempre caigo en mi querido bucle.
Ahí estoy, intentando escapar una vez más, y así poder poner en marcha mi funcionamiento al máximo potencial. Como hace un año. Como he hecho muchas más veces.
Me repito que no es tan difícil día tras día...
He vuelto, entre otras cosas también aunque en menor medida, a aquello de lo que me costó tanto salir hace muchísimos años: a las drogas. A lo que un día fue mi talón de Aquiles.
No me avergüenzo. Es más, creo que he sabido llevar el tema de una manera más o menos adecuada.

Dicen que las recaídas son altamente probables, y que son peores que la primera vez y difíciles de controlar sobre todo por las personas inestables, pero creo que no considero que me hayan absorbido hasta el punto de volver a crearme una dependencia.
Lo único que han hecho es aumentar mi nivel de desgana. Y esa mierda tampoco es que la quiera.
No me cuesta ni ha costado decir que no ni dejarlo cuando no me ha apetecido, pero mi cerebro a veces buscaba un impulso artificial para intentar esclarecer este puto mundo entre otras cosas y, qué coño, a veces me apetecía hacerlo porque sí. 

No vamos a ser ahora más exquisitos que nadie cuando casi todo joven (y no tan joven) alguna vez lo ha hecho, y más ahora que las drogas están cada vez más integradas en esta sociedad y los chavales empiezan antes.
Somos mayorcitos para saber de cada cosa lo que es bueno y malo, y mejor que eso: cada uno es puramente libre para hacer lo que le salga de donde le quepa. Y yo no voy a ser menos.

No quiero dejar el tema atrás sin mencionar que esta vez no he llegado a rozar las "drogas duras" ni aun teniendo colegas que se meten y habiéndolas tenido a 10 cm de mí. 
He aprendido un montón de cosas sobre las que creí que nunca más hallaría interés.
Sirven para poco para labrarse un futuro, pero son más que útiles en ocasiones.
He aprendido y reaprendido de jóvenes y he rememorado la nostalgia de vivir algunas cosas. Y, quién soy yo para decir nada si soy el principal culpable, pero quizá tenía que volver a eso un tiempo. 
La edad es relativa y subjetiva. 
La medida está dentro de la capacidad mental, y la mía, en depresión, es totalmente opuesta a cuando estoy bien y mi físico también lo nota.
Me he levantado infinidad de mañanas, me he mirado al espejo últimamente envuelto en una falsa sensación de felicidad, y me he repetido: "esta no es la mierda que querías ser y por lo que has luchado tanto".
He perdido potencial, capacidad intelectual y memoria por volver a esto. He seguido jugando a lo mío pero me he estancado en algunos tramos casi dejándome vencer por el resto en alguna situación. Y ahora eso me está pasando factura.
Esa no es mi partida. Yo era mucho más perspicaz, pero eso me pasa por desentrenar las cualidades y lo que sí es necesario y potenciar mierdas que sirven para otra clase de vida que yo no merezco.
Debo volver a mi vida. A lo que me toca. A sentir interés por las cosas que apreciaba y me fascinaban porque lo he perdido.
Es realmente complicado reconducir a tu cabeza por donde oscilaba pero no recuerda como recorrer...
Así que, tal vez sean difíciles de entender muchas cosas, y, seguramente, de no haber recaído en mi amado bucle, hubiese sabido cómo lidiar otras situaciones que ya sabía cómo tratar.

Seguramente sea increíble para algunos el entender que haya disfrutado de esto: de haberme sentido inmaduro y apreciar una depresión constante. 
Es mi burbuja, mi bucle, y ya nos conocemos de más de un par de veces. Pero se acabó. Debo volver a mi ser un tiempo (o al menos eso me digo desde que partí de allí)
Poco a poco me voy reencontrando aunque a veces el entorno que no sé cómo ni tampoco quiero dejar atrás en parte no ayude.
Pero, volvieron Le Duifet y Kase.O, no lo voy a hacer yo...



viernes, 21 de octubre de 2016

En el pecho escrito con tinta

" Querer y amar son ambos sentimientos maravillosos pero, sin duda, distintos. Todos (o casi todos), tenemos un propósito firme e intangible en nuestra vida: amar a alguien con todas nuestras fuerzas.
Pensamos en esto y lo deseamos fervientemente por el simple hecho de que pensamos que la consecución de estos objetivos nos encamina a la felicidad. No nos equivocamos al pensar que el apego saludable es indispensable para recorrer nuestro mundo.
Sin embargo, por diversas razones, acabamos confundiendo el querer con el amar y viceversa. Como consecuencia de esta confusión llenamos nuestra mochila emocional de falsos “te quiero” y de “te amo” vacíos.
La sabiduría emocional que encierran los diálogos en el Principito
Saint-Exupèry nos brinda un magnífico pasaje en El Principito que podemos traer aquí con el objetivo de aportar luz sobre esta poderosa realidad emocional que nos afecta a casi todos en un momento u otro de nuestra vida.
—Te amo —le dijo el Principito.
—Yo también te quiero —respondió la rosa.
—Pero no es lo mismo —respondió él, y luego continuó
—Querer es tomar posesión de algo, de alguien. Es buscar en los demás eso que llena las expectativas personales de afecto, de compañía. Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes.
Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento. Cuando el “bien” querido no nos corresponde, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Si quiero a alguien, tengo expectativas, espero algo. Si la otra persona no me da lo que espero, sufro. El problema es que hay una mayor probabilidad de que la otra persona tenga otras motivaciones, pues todos somos muy diferentes. Cada ser humano es un universo.
Cuando una persona dice que ha sufrido por amor, en realidad ha sufrido por querer, no por amar. Se sufre por apegos. Si realmente se ama, no puede sufrir, pues nada ha esperado del otro. Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento.
Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza. Y conocerse es justamente saber de ti, de tus alegrías, de tu paz, pero también de tus enojos, de tus luchas, de tu error. Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, el error y no es solo para momentos de alegría.
Amar es la confianza plena de que pase lo que pase vas a estar, no porque me debas nada, no con posesión egoísta, sino estar, en silenciosa compañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo, ni Amar es darte un lugar en mi corazón para que te quedes como pareja, padre, madre, hermano, hijo, amigo y saber que en el tuyo hay un lugar para mí. Dar amor no agota el amor, por el contrario, lo aumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir el corazón y dejarse amar.
—Ahora lo entiendo —contestó ella después de una larga pausa.
—Es mejor vivirlo —le aconsejó el Principito
Otra preciosa explicación relacionada con la diferencia de la que hablamos es aquella que las enseñanzas budistas nos ofrecen. En ellas se afirma sabiamente que si quieres a una flor, la arrancas para tenerla contigo, y si “amas” a una flor, la riegas todos los días y la cuidas.
En definitiva, cuando amamos a alguien le aceptamos tal cual es, permanecemos a su lado y buscamos dejar posos de felicidad y de dicha en cada momento. Porque los sentimientos para ser puros e intensos tienen que venir de muy adentro.
Por eso es esencial hacer un ejercicio de trabajo interior y cuestionarnos si lo estamos haciendo bien, si estamos gestionando bien nuestros apegos y nuestros sentimientos o, por el contrario, estamos confundiéndonos por el deseo de ponerle palabras duraderas y profundas a nuestras relaciones. "

Viviana Baldo

jueves, 6 de octubre de 2016

Filosofía de vida


TE QUIERO, PERO NO TE NECESITO


" Vivimos en una sociedad en la que cada día nos creamos nuevas necesidades. Nos encanta la formula “necesito”: “necesito cambiarme de coche, necesito unos zapatos nuevos, necesito otro móvil, necesito apuntarme a un gimnasio”, etc.
Si pensamos en el consumismo que nos rodea, esto puede ser comprensible; a muchos les interesa que pensemos así, aunque eso no lo justifica. Pero es peor cuando trasladamos estas ideas al marco de las relaciones, y más concretamente a las relaciones de pareja.
Te quiero, pero no te necesito

Si eres de los que te encantan las canciones que dicen frases como “mi vida eres tú”, “sin ti no soy nada” o “me muero si no estás”, si te derrites cada vez que tu pareja te dice “eres todo para mí” o “no podría vivir sin ti”, es muy probable que formes parte de esas personas que hacen de su relación el centro de su vida, olvidándose incluso de que su vida es algo más.
El amor es libertad, no sufrimiento

A menudo oímos frases del tipo “necesito estar con él todo el tiempo”, “haría lo que fuera por ella”, “si me deja me muero”.
¿Te has preguntado alguna vez qué hay detrás de este tipo de afirmaciones? Tal vez una relación de dependencia, tal vez una pérdida de la propia identidad, tal vez un miedo a perder a la otra persona. Este tipo de declaraciones nos indican que detrás hay una relación insana.
El psicólogo Walter Riso decía en uno de sus libros que el amor crea un lazo que se puede convertir en cadena cuando no hay libertad. Para que una relación sea saludable, ambos deben tener claro que estar con esa persona es una opción, no una necesidad.
En lugar de decir “no puedo estar sin ti”, es mucho más bonito -aunque no estemos acostumbrados- decir: “Podría estar sin ti y ser feliz; aun así elijo estar contigo porque quiero que formes parte de mi felicidad”, o lo que es lo mismo: “te quiero, pero no te necesito”.
Durante mucho tiempo nos han inculcado que en el amor es inevitable sufrir, y eso, desde mi punto de vista, es falso.
Desde el momento en que lo estás pasando mal ha dejado de ser amor, al menos para los que entendemos que el amor es sinónimo de bienestar, de plenitud, de entrega incondicional, de respeto, de apoyo, y sobre todo de libertad.
Las parejas que pasan de quererse a soportarse, las personas que aguantan o toleran situaciones que van en contra de sus principios, quienes permiten faltas de respeto o chantaje emocional no lo hacen porque quieren a sus parejas, sino porque no se quieren a ellas mismas.
Nadie es imprescindible

Muchas de las personas que se auto-engañan pensando que necesitan al otro, en realidad viven acomodados en rutinas que no les satisfacen porque creen que, de dejarlo, no volverían a encontrar el amor.
Necesitar implica que algo es imprescindible, que sin eso no podemos vivir. Necesitar implica depender, y la dependencia nos aleja de la libertad.
Hay muchos ejemplos que ilustran la idea de que, nos guste o no, nadie es imprescindible. Las personas se separan e inician nuevas relaciones, algunas personas sufren la pérdida de un ser querido y siguen adelante, incluso nosotros mismos algún día no estaremos aquí y la vida continuará.
Tener presente la idea de que nada es para siempre y saber renunciar a lo que no nos conviene nos ayuda a valorar más a las personas que forman parte de nuestra vida y a mantener relaciones más saludables basadas en la elección de lo que queremos, y no en el conformismo basado en la falta de opciones.

La pareja es una parte, no un todo

A menudo la gente cae en la trampa de entender su relación de pareja como un todo: “Ella es lo que da sentido a mi vida”… Y, por muy romántico que esto nos pueda sonar, es uno de los peores errores que se pueden cometer.
No podemos dejar el sentido de nuestra vida, o lo que es lo mismo, nuestra felicidad, en manos de otra persona, por mucho que la queramos.
La persona que elegimos para compartir nuestra vida es un ser importante, por supuesto que sí; pero no puede ser lo único.
Como seres individuales nuestra vida se completa con más cosas. Y nos conviene dedicar una parte del tiempo a nuestro propio crecimiento como personas.
Nuestra autonomía emocional y nuestros objetivos en la vida son partes que no podemos dejar de lado.
Uno no puede dejar de ser quien es, no puede perder su esencia y su propia identidad para satisfacer a su pareja. Si es así, estamos alimentado un amor enfermizo, una relación tóxica basada en miedos y obsesiones.
No te olvides que querer no es necesitar: querer es amar en libertad, querer es poder elegir, y querer a alguien es elegir a esa persona todos los días sin depender de ella. "
Mamen Garrido

sábado, 1 de octubre de 2016

Cuando la película no alcanza el nivel del tráiler

Es una respuesta tardía, pero me planteé no hacerlo en aquel preciso instante, cuando me escribiste, porque todo me sonaba a ficción.
No voy ni a pasarte esto personalmente. No me apetece darte ese valor especial que hasta hace poco sentía.
Si algún día decides entrar aquí, ya lo leerás, espero.

Sé que a lo mejor no mereces la parte negativa de todo esto, y que, tal vez, yo haya llegado a conclusiones erróneas porque realmente sí que no sepas gestionar tu amor hacia mí de verdad o hayas sabido hacerme ver que todo lo que nos acontecía era sincero.
Independientemente de eso, de que fuese verdad o no, yo decido por mí, por mi vida, mi bienestar y por lo que yo creo que merezco y siento.
Primero de todo, quiero decirte, que yo no me considero ni menos ni más que nadie en ningún sentido. Y digo esto, porque aunque denote signos de prepotencia con todas mis acusaciones a raíz de incertidumbres que, por mi manera de ser, experiencias y lo que yo no he recibido estos días por tu parte y creo que merecía (y por merecer no me refiero a que estuvieses obligada a hacerlo porque eso lo decides tú), no me molaría que pensases cosas que no son. 
En ningún momento mi intención fue hacerte culpable de ello ni darme una importancia que no me pertenece. Mas creo que es normal que cuando alguien te gusta y empiezas a sentir que su trato contigo comienza a variar sin saber un porqué (por mucho que supiese que es normal que ambos nos preguntásemos cosas nuevas, necesitásemos algo de espacio y no considere que lo de estar mala fuese un motivo excusable después de todo como para que me tratases así) te sientas extraño o incómodo.
Es más, aunque siga pensando que hay cosas que creo que merecía: un pequeño gesto, un mensaje, que viese que todavía te apetecía darme los buenos días y todas esas sencilleces que parecen tonterías pero son esenciales... me sentía algo intimidado.
Aunque al principio disfrutase con este juego sin etiquetas, debo decir que ya me estaba volviendo un poco "loco". 
Yo no puedo ser responsable ni decidir lo que tú quieres sentir o hacer en cada momento, pero, como ya te dije: hay cosas que llegados aquí son ineludibles y doloras (por mucho que esto empezase y siguiese siendo un juego mental)
A veces me dejabas entre incógnitas. No necesitaba saber necesariamente de la manera que me querías, son cosas que debía sentir yo y quiero creerlo así, pero, notaba en tu tono, en todo este juego nuestro mental, que a pesar de todo lo que me decías, el día de mañana tú no ibas a comerte el coco lo más mínimo por esto.
En ocasiones no sabía si me querías para ti de la manera que yo pensaba, o simplemente estabas probando a ratos mi amor.
Sabía que no vendrías. Sabía que llegaríamos así aquí. Y la prueba de ello es que esto lo tengo más o menos escrito desde hace varios días.
Llevo desde que volví haciéndome el sueco. 

Todo lo que te dije no era mentira: sí, al principio tenía ansiedad y lo pasé algo mal por echarte de menos, cosa que atenué y estabilicé con el paso de los días.
Se me juntaron muchísimas cosas que no recordaba, cosas que me hacían ilusión y debía decidir rápido y, ahora que las pienso, sí que se me fue un poco de las manos.
Pero yo ya he pasado por esto y no quería ni quiero volver a pasar.
Tal vez el plantearme irme era lo de menos. Fue una opción que tenía en mente desde antes de verano, pero empezó a tomar forma cuando te vi, porque a medida que me deshacía hablando contigo y, posteriormente, con quien me quiere, se fue generando una motivación para irme de casa y descubrir cosas increíble y más vivaz que nunca. 
Sabía que era el momento y, aunque tenga mucho aquí que no quiero dejar atrás, no quería volver a estar otro año inmerso en esto, con los problemas que tengo en casa y la rutina depresiva en la que subsisto.
Valgo mucho más que eso, conozco mi potencial y me lo he demostrado, pero sé las cosas que me limitan y estar aquí es una de ellas.
Es muy sencillo decir: apártate de tu rutina, haz otras cosas en casa porque puedes "cambiar" otra vez quedándote en Barcelona, pero, cariño, no te haces una idea de lo que vivo. Y quedarme aquí solo era un motivo más para empezar algo con ganas y dejarlo a medias. 

Y eso no tiene nada que ver con la capacidad.
Imagínate que al tío más fuerte del mundo le vienen a pegar una paliza entre veinte. Seguramente, empiece a repartir con ganas y se defienda bien, pero en cuanto empiece a pesarle la presión de que ellos son más en número, la fatiga hará mella en él y, seguramente, decaerá. Y eso no quita que siga siendo el tío más fuerte del mundo.
En cambio, el hecho de irme, de compartir proyectos en común con una amiga que veo durante poco tiempo al año o con alguien "desconocido", empezar de cero de veras, conocer gente nueva... sé que puede ser al principio complicado, pero mejor para mí a largo plazo.
Tal vez la idea de irme a Valencia sin apenas conocerte era descabellada a pesar de que fuese por mis propios medios.
Lo único que quería era saber con certeza que iba a tener a ese ser de luz que había tenido durante ocho largos meses a mi lado. Cada uno con su vida, su rutina, sin invadir la del otro, pero teniendo la confianza de saber que estaría cerca de alguien que me valoraba y que, tarde o temprano, terminaría por conocer fuera como fuese.

Como quien se va a Londres o a Berlín sin nada en la mochila.
Pero yo no vi interés en ningún momento en tus palabras, en tus actos, en al menos compartir tu pensamiento o decirme lo que no veías adecuado. Todo, y digo todo, lo dejaste en mis manos (y no me refiero solo al hecho de irme allí), cuando se supone que, a pesar de no tener una etiqueta, eras alguien que empezaba a considerar para mí y para acompañarme en ese tipo de situaciones.

Si bien es verdad que te "conozco" de tan solo cinco días (y ni eso), creo que hemos compartido y llegamos a cosas tales como para considerarte ese alguien en mi vida ya que las personas no se miden por el tiempo.
No comparto tu visión de mí cuando dices que te traté el tema de una manera inmadura (o realmente no del todo madura)
La vida corre, y aunque tú estuvieses en Bilbao, yo tenía que decidir y mirar muchas cosas. E intenté ponerme en tu lugar para no fastidiarte el viaje, pero creo que tú no supiste ponerte en mi situación ni por un segundo. Y aunque fuese una decisión que debía tomar yo, me faltó sentir algo que me hubiese convencido para llevarla a cabo. Sentir que no me iba a arrepentir de volver a esa ciudad.

Seguramente te agobié, ya te lo dije, porque no supe hacerte las preguntas correctas, pero no tenía mucho tiempo y tenía que agilizar todo lo que pudiese a parte de todo lo demás.
Pero, el ver aquel desinterés, incluso después de llamarte en repetidas ocasiones y siempre estar ocupada, el no llamarme tú después (salvo el día que estuviste sola), el que pasases tanto de mí y ver como poco a poco ibas cambiando la manera de tratarme, me hizo echarme atrás y replantearme lo que yo era para ti actualmente después de haber llegado a "ser". Porque ni si quiera veía el interés amistoso que tenías en mí meses atrás. El interés en descubrirme, ayudarme y apoyarme, como yo solía hacer con tus problemas y creo que he seguido haciendo porque una cosa no quita la otra. Pero, ni tan si quiera vi un gesto palpable por tu parte como "amiga" o persona importante que creía que tenía ni que fuese.
Obvié que estuvieses muy mala. Y me parece correcto que te respaldases en eso, pero yo ya había estado junto a ti estando más o menos así.
Yo no te digo que no lo estuvieses, pero si pudiste hablarme el día que estuviste sola, pudiste hacerlo cualquiera de los demás. Como hacías antes, que sacabas cinco minutos para mí, estuvieses donde estuvieses (y no me refiero al día que estuviste ingresada), al menos para dejarme tranquilo. Otra cosa es que quisieras, que eso ya es bastante diferente.
El caso es que yo no me iba a ir a la aventura, a pesar de que es una cosa que quería y podría haber hecho estando tú o no perfectamente, pero preferí tirar por lo seguro para empezar. Por donde tengo a alguien que conozco de toda la vida, que supo calmar la ansiedad de algo que estaba siendo nuevo para mí y se preocupó por el tema incluso cuando le dije que mi primera opción era irme a Valencia (pero tú seguirás sin entender nada sobre esto porque mi razonamiento es inmaduro)
Y le dí muchas vueltas, creo que para nada. Porque yo sé que tampoco fui "yo" del todo cuando llegué: por intentar impresionarte, por inseguridad, porque era la primera vez... pero son cosas de mi ser en esa situación específica, no de mi ser real. Al igual que sabía que tú tampoco podrías ser tú exactamente.

Me juzgaste por mis palabras, cuando tú, muchísimas veces, has dejado caer que, por cómo te decía según qué cosas o no saber interpretar mi tono, intuías mal o no te convencía. Como lo de ir con calma, que no me corría prisa volver a verte justo cuando me fui...
Decidiste juzgarme a pesar de que me dijiste que no lo harías (por mucho que hayan cosas que pasen por tu cabeza que tengan más que ver contigo que conmigo), y me atrevo a decírtelo, porque de no ser así, no hubiésemos llegado a este punto, no hubieses cambiado tu forma de tratarme y hubieses venido a decirme lo que te preocupaba en vez de lanzar indirectas por tus redes sociales (cosa de la que no puedo reprocharte nada porque son las cosas que tú quieres expresar o compartir en TU perfil, pero me permito el lujo de decir que algunas de ellas iban para mí porque lo creo así aunque eso sea algo prepotente según tu persona)
Por eso mismo, espero que tú no me sigas juzgando a mí por escribir lo que a mí me apetece en MI blog por mucho que no compartas mi realidad.
Porque quien calla otorga, pero yo no soy imbécil (otra cosa es que disimule que no lo soy)
¿Tú crees que cuando me dijiste que lo de "nos quedará París" era porque justo habías visto Casablanca me lo creí?

Que quizá sí, pero la casualidad de poner aquello justo en ese instante era demasiado amplia como para no pensar en un trasfondo.
Y te pregunté por eso, aunque por aquel entonces ya habían dos o tres cosas más que podría atribuir que iban en parte para mí o me incumbían.
A hacerse el tonto no me gana nadie, y menos después de todo lo que vi desde que me fui.
Ahora es cuando realmente sí quedo como un tonto adjudicándome cosas que a lo mejor ni si quiera te he hecho expresar yo y sí otra persona...
Estoy cansado de levantarme cada mañana echándote de menos, esperanzado con que me hables o me des los buenos días como antes y no recibir nada. Y no tener las ganas de hacerlo yo por no saber cuando tienes un ratito para mí y para no encontrarme con respuestas que no quiero.

Creo que te dije lo que pensaba y sentía a pesar de ser solo palabras, pero visto lo visto, lo que sí que considero que han sido solo palabras, es todo aquello que me decías antes de verme y no sé con qué fin. 
¿De verdad querías ser feliz conmigo? 
Sé que todos los sentimientos (y quedaba muy bonito decir que los sentimientos no tenían cabida entre tú y yo; y más o menos era así, pero yo aquí dentro he notado cosas como para hablar de ello) también se guían por momentos concretos, pero después de haberme mostrado a tu entorno, de verte llorar la primera vez que nos hicimos, de que me dijeses que era todo lo que querías, no puedo pensar en que estuvieses ocho meses a pico y pala solo para follarme y darme la patada por una primera impresión o lo que hayas podido percibir de mí después.
Porque pensarás en lo pesado o "tonto" que debo ser por haber seguido hablándote normal, como si nada hubiese ocurrido, cuando sabía que tu "amor" y tus corazones eran más forzados que fluidos.
Porque a pesar de saber y sentir la desgana con la que me hablabas, o de notar que ya no querías escribirme como antes, intentaba hacerte reír y obviar lo que te podía desagradar de mi persona para recuperar aquello que echaba en falta.
Pero no sirvió de nada. Tú seguías pasando de mí y yo estoy cansado de fingir.
Ocho meses para llegar a esto. A sentirme desconectado de esa mente... porque el amor pasional es algo que nos encontramos por el camino, pero es que ya ni si quiera sentía últimamente que pudiese con-EUK-tarme a través del amor genérico.
Me gustabas, y empezabas a gustarme mucho. Me abriste los ojos y me hiciste sentir muchas cosas buenas a pesar del miedo. Incluso ignorando todo aquello sobre lo que no podía opinar todavía porque no conocía del todo o lo que sabía que no me agradaba mucho.
Es imposible que, siendo la primera vez y con todo lo nuevo que se iba a presentar después, sacásemos algo "real" del otro, pero parece ser que tú lo hiciste, porque sino no entiendo nada.
Llegué a sentir cosas muy bonitas aquí dentro y, seguramente, parte de la ansiedad y de las muestras obsesivas que denotaba fueron fruto de todo eso.
Para ti será una tontería más o un berenjenal absurdo, para mí, todo este tiempo, fueron una serie de sucesos y sentimientos que jamás pensaba que volvería a presenciar desde la distancia.
Luchar contra todo eso para mí no resulta ninguna tontería, porque era una batalla interna con mi pasado, demostrándome a mí mismo que era capaz de querer a una persona ignorando muchas cosas que surgían inconscientemente.
Y tú te reirás, pero a mí me lloran los ojos al decirte que notaba cosas que me sonaban familiares en el buen sentido. 
Yo no busqué nada, pero si me encontraste, tampoco te lo he reprochado nunca. Es más, agradezco que lo hicieses.
Debo decirte, que esas cosas familiares se parecían a cuando yo estuve enamorado.
No te estoy diciendo que fuese a enamorarme de ti solo por eso, porque todo lo que apreciaba eran palabras y el sentido que yo le daba a las mismas, pero tuve destellos de que algún día, si llegaba a verte, podría llegar a hacerlo con el tiempo y sin la distancia o con de por medio. Pero la praxis es más complicada cuando se te viene la realidad encima.
No te voy a pedir que me creas, a fin de cuentas esto siguen siendo palabras vacías.
Te voy a decir una cosa que nunca te he dicho: si seguí adelante con todo esto (no te hablo del principio), es porque creía que sí podría llegar hasta ese punto aunque realmente no supiese nada de ti. Solo con observarte, leerte e imaginarte, me era suficiente para apreciar que eras alguien que valía la pena como para eso. A pesar de mis miedos y de los tuyos, de todas las barreras y de todos los peros y porqués.
Siempre te he dicho que te sentía como una "recompensa" a tanto sufrimiento anterior. Porque me podrás tildar de lo que sea, pero no estoy tanto tiempo luchando contra mis demonios, fingiéndote y vendiéndote palabras, solo por la sensación de compartirme con alguien, de tonteo o el hecho de follarte (para eso me quedo aquí que es mucho más sencillo)
Te prometo (aunque ya ves tú dónde acaban las promesas), que si no hubiese sentido eso por un momento, te hubiese dejado marchar mucho antes.
Pero ahora todo eso es contradictorio en mi cabeza porque los seres nos mostramos realmente como somos con el tiempo.
Yo ya no sé si el problema he sido yo o que, después de todo lo que te he intentado explicar, aún sigues sin poder confiar en el amor de un hombre o sigues viendo las mismas cosas en mí que me dijiste.
Estás muy equivocada. No sigo las directrices de esta sociedad ni un patrón, por mucho que tú, por lo que viste y te imaginabas, creyeses que sí.
Lo único que sé, es que me has estado tildando de cosas y generándote inseguridades sobre mi persona, que dependen más de lo que tú piensas sobre mí que de lo que yo soy.
No voy a decir que es imposible enamorarme de nuevo, pero sí que te puedo asegurar que yo sí que no sé confiar en la gente y mucho menos en el amor de una mujer por todo lo que he vivido. Pero, aunque suene extraño, has sido alguien que ha estado cerca de romper ese muro. 

Me habías hecho derribar tantos mitos, miedos... y, ahora, no voy a negar que en su momento me sintiese aliviado y bien cuando nos fundíamos hablando, pero salvo algunas cosas, creo que todo lo demás ha sido mera palabrería y parte de tu juego para saciar lo que según tú "merecías" más que sentimiento puro.
La sensación que tengo es que he sido un capricho, del que tenías ganas por ser algo nuevo, hasta que la realidad ha eclipsado la ficción y te has dado cuenta de que este juego no es tan divertido como parecía (y espero equivocarme, pero ahora mismo aflora algo de rabia en mis entrañas)
Yo no merezco esto. No merezco sentir y volver a pasarlo un poco de pena, por alguien que tiene tantísimas dudas después de haberme llevado hasta aquí y que me acusa y tilda de cosas que no soy constantemente por lo que ella percibe en la lejanía sin ni si quiera preguntarme (cosa que yo, aunque no reciba respuesta; y el no recibirla ya es una respuesta íntegra, he hecho)

Yo las tuve, pero porque tú no me lo has estado poniendo fácil. 
Estoy convencido de que cualquier hombre en su sano juicio se hubiese cansado mucho antes de intentar encontrar algo coherente entre este jodido caos, y más viendo al hombre como mayoría y ser actual. Por tu actitud y no querer compartirte como antes a pesar de que te haya estado buscando como tú me buscabas antes a mí
(si cuando a ti te apetecía me buscabas hasta hallar lo que tú más o menos esperabas de mí, y ahora que era al revés, yo solo recibía pasotismo por tu parte o palabras que no sonaban muy sinceras, dime tú qué es egoísmo)
Yo soy alguien que analiza y busca casi siempre un porqué a todo (cosa que detesto), pero me he agotado de preguntar e indagar en él. Ya me da igual.
Después de estar tan segura de todo, de haber dado el paso en casi todos los aspectos y haberme vendido mil planes de futuro por tenerlo tan claro, de haberme vendido historias personales, de haberme dicho incluso, que desde que yo estaba con mi ex pareja, sabías que íbamos a terminar como terminamos, se me hace irrisorio que haya cedido una vez más ante palabras bonitas. 

Quizá eso demuestre que no soy tan inteligente como creo.
Yo no me dejé llevar hasta aquí para ser uno más. No quiero serlo.
Y eso también es egoísmo, pero si una cosa aprendí de mis experiencias, es a luchar por lo que quiero hasta que no me quede otra con un mínimo de dignidad, cosa que creo que ya he rozado y sobrepasado ese límite con creces.
Yo no me quiero comparar ni adjudicar un valor en tu vida mayor ni menor que nadie, pero si soy eso para ti; un "rollito" más al que dejar en el olvido y no una persona detrás de todo, no quiero "seguir en la vida" de alguien que me considere eso después de haber pasado todo lo que los dos sabemos porque luego esas cosas me duelen.
Porque ni si quiera has sabido darme una atención o explicación mínima como persona, la cual creo que he sido contigo.
Me parece cruel.

Eso me lleva a concluir con que yo no te he importado ni importo lo más mínimo mas que para buscar tus respuestas. 
Yo no trataría así a una persona que creo que se ha portado como tal por mucho que mis sentimientos hayan variado. Son cosas independientes.
Yo no te puedo ni podré considerar una chica más. Porque yo ya ni capto tu juego ni sé lo que eres tú, pero yo no he podido ser un cabrón ni un golfo teniendo un "compromiso" aunque fuese ficticio.
Ni si quiera podía hablar mal sobre ti cuando me sentía roto porque no puedo ignorar las buenas cosas que me aporta cada persona si las he sentido así. 
Todo o casi todo lo que he dicho es sincero, y ya sabes, siempre digo más de lo que debería cuando se trata de eso por lo que he vivido. Porque estoy seguro de que a ti y a casi cualquier persona le ocurre, pero, te dije en nuestra última conversación telefónica, que estos días de fiesta en los que no hemos estado del todo bien, pude ceder ante impulsos mas no quise. Y al igual que eso, en verano, más de lo mismo. A mí esa mierda no me aporta nada cuando tengo a alguien a quien quiero.
Dí que es imposible, pero si te dije que soy el más pringado de todos es por algo (aunque yo no me sienta como tal y eso eleve el estado de mi conciencia)
No te lo dije para dármelas de nada, ni si quiera para que me creyeses, pero no sé callarme esas cosas cuando me suceden de verdad. Sé que son innecesarias, pero a veces no sé cómo tratar eso para que el día que pueda salir mierda a la palestra no se sobreentienda en el sentido que no es (y lo digo porque me ha pasado más de una vez)
Era una muestra de confianza (y ahí ya entras tú), a pesar de que no te fiases por todo lo que habías visto de mí desde que me fui y que sabías de mi pasado, como todo lo que hice cuando llegué allí, para que vieses que, a pesar de estar "mal" o no del todo bien, seguía sin importarme lo más mínimo todo lo demás. No soy una persona que eche a perder cosas por un calentón o pasatiempo.
Pero, tal vez, haya descubierto más cosas por mis propios pensamientos que por ti al fin y al cabo. 

Sé que tampoco podía obligarte a sentir lo que siento yo, o cosas que tú no has sentido o ya no sentías. También sé que cada persona es un mundo (a pesar de ser un tópico), pero es tan ridículo haber cambiado las tornas después de todo. Es como me siento: RIDÍCULO.
Tan solo necesitaba algo de empatía, algún gesto que me notificase lo humana que decías ser, sabiendo ponerle fin a esto o dándome una explicación sobre tus tormentos sobre mí o qué te sucedía para poder ayudarte.
Estaba seguro de que sabías sobrellevar tus relaciones independientemente de qué hubiesen sido en tu vida o cómo terminasen. Sí, has leído bien: "estaba".
Porque siendo insistente (y puedes tildarme de paranoico una vez más), yo no soy capaz de llevar a un segundo plano o dejar en la inopia a una persona que supuestamente ha estado enseñándome tantísimas cosas tan pronto. Ni aun variando de sentimientos o desagradándome la realidad. No sé, ni que nos hubiésemos hecho algo malo...
Lo único que eso me demuestra, es que no te gusto yo como persona 
(por lo poco que conoces) o que no sabes gestionarme dentro de tu vida, pero solo pensando en ti misma. 
Analizándote un poco, según lo que yo era sin ser para ti, déjame decirte: parte de culpa la tienes tú.
Porque no eres alguien del todo valiente y creía que sí, sino que me atrevería a decir que eres algo cobarde cuando rehuyes de estas cosas. 
Porque a pesar de que compartas sentimientos y cosas con otra persona, tus problemas y tus dudas las quieres resolver sola o con la opinión ajena de tus amigos y, si no hallas solución, entonces la culpa es del otro por no poder ver lo que quieres en su reflejo. 
Por lo que me has contado, siempre huyes de las cosas que no te convencen a pesar de que no sean del todo negativas.
Yo quise ayudarte con eso, pero hasta que no estés bien contigo misma (y digo bien de verdad), no serás capaz de enamorarte o de tratar a las personas como se merecen en las malas.
Yo hablo por mí (y no soy el mejor ejemplo en la mitad de cosas que te estoy diciendo), y soy completamente objetivo cuando digo que, desde que me fui, creo que no recibí un trato elocuente.
Yo también tuve mis dudas durante todo este tiempo, tuve los pros y los contras sobre tu persona en balanza y he visto cosas que no me gustaban sobre la misma, pero yo no era capaz de tomar esa clase de decisiones (hasta ahora) ni si quiera aunque pasases de mí todo el rato sin entender un motivo.
Al fin y al cabo todo esto va más allá de eso. Es mucho más complejo que decir que estás pasando de mí o me tienes un tanto descuidado. Siempre hay un motivo detrás de todo, pero, tú sabrás a dónde quieres llevarte ese secreto para no disgustarme o a saber por qué.
Las relaciones personales no se basan en esperar del otro todo lo que uno espera. Se nutren compartiendo y descubriendo cosas juntos, discutiendo, teniendo distintos puntos de vista sobre un mismo tema, encontrando proyectos en común con alguien que te ilusiona llevarlos a cabo, conociendo a la otra persona poco a poco y no esperando un ideal perfecto.
Y, aunque todo fuesen palabras, yo no las sentía como tal anteriormente porque veía que las sentías tú de verdad. 
Por ello no entiendo cómo puedes pasar de querer e ilusionarte por alguien especialmente, a ni si quiera saber decirle adiós (al menos a esa parte que ya no quieres de mí después de "ser") por orgullo o egoísmo.
Porque tuve que recurrir inconscientemente a todas tus historias pasadas que me habías explicado cuando empecé a quererte como algo más: saber que yo no era ni el primero ni el que, probablemente, ibas a aguardar en tu nostalgia como mejor recuerdo, que estuvieses a punto de tatuarte algo por alguien de quien me hablabas con reproche, y aún así, nadar a contracorriente y con más desventaja que ninguno intentándome creer que yo era "otra cosa". 
Antes te he tildado de egoísta, y lo hago, porque con todas tus indirectas, dudas y gestos que veía sobre tu persona insegura a raíz de esto, no has sabido tampoco respetarme. 
Tú podías ponerte "celosa" (aunque no sea del todo un rasgo de tu actual ser y detestes volver a sentirte y sentir cosas como y que no quieres), pero yo no podía hacerlo porque eres diferente y debía creerte. 
A mí me da igual que tú no compartas tu vida tanto como otras personas o te pongan o pongas comentarios. Eso no significa nada. Las personas inteligentes (cosa que tú sé que eres), saben cómo disimular toda esa clase de cosas y por eso detesto las redes "antisociales" (aunque creas que no); porque distorsionan la realidad. Tengo a personas que ni si quiera las utilizan y no me ponen nada y las veo casi cada día, al igual que tú y todos.
Yo no te conozco como para poder fiarme en ese aspecto al 100% en tan poco tiempo y sin conocer a tu entorno por mucho que me hayas enseñado o dicho.
A fin de cuentas, todo son palabras sin conocerte que sabes utilizar muy bien, y ahora, más si cabe todavía. Pero también estoy aprendiendo a valorar y darle sentido a los silencios.
No obstante, yo he intentado no decirte todo lo que me molestaba respecto a las cosas que podían hacerlo innegablemente porque no era nadie para decírtelo por mucho que me fastidiasen.
Tú eres libre, al igual que lo soy yo. Y no tengo derecho a quejarme por mi percepción sobre comentarios o por seguir un rastro "sospechoso" con ciertas personas.
Es tu vida. La conciencia la debes tener tranquila tú.
Yo la tenía, porque no soy tan imbécil de faltar al respeto ni estar tanto tiempo perdiendo el tiempo con comentarios, fotos públicas (ni si quiera privadas) etc... por aburrimiento, a pesar de que, por tus experiencias, muchas cosas que hayas leído o visto te hayan podido sentar mal. 
Te pido perdón por eso una vez más, pero yo sé quién soy y conozco mi círculo de personas y mi entorno, como tú conoces al tuyo, supongo. Y es difícil opinar sin conocerlo. 
No iba a cambiar el trato que tengo con el mismo por tenerte a ti como algo novedoso, y creo que eso deberías haberlo respetado. 
Si según tú me sigues desde hace tantísimo, deberías saber que, cuando he tenido idilios o estuve con quien estuve, yo subía fotos de mis amigas y ponía comentarios malinterpretables desde un punto de vista externo pero sin mala intención. Pero malinterpretables desde la visión de la gente que no sabe cómo soy realmente. Y tú, creo que no me conoces.
Incluso he llegado a subir dedicatorias en las que solo salían amigas mías y textos por y para esas personas; textos, que borré por motivos personales.
Te dije que en la batalla de los celos yo no quería entrar en juego 
(aunque te admito que sí que entiendo los motivos de tus quejas en parte y yo igual he sido poco avispado)
Tú has dejado marchar a personas que te importan. Y no voy a meterme en terreno personal por respeto, pero yo no me voy a incluir en ese saco porque no voy a sentir cosas que debes sentir tú.
Me arriesgo a decírtelo, y sí, a opinar por ti aunque lo detestes, porque a mí es lo que me ha sucedido a lo largo de mi vida también con las personas; que en ocasiones tampoco sé qué hacer con ellas, cómo no perderlas o recuperarlas.
En algún momento, te dejé caer que yo sé mucho más de todo lo que crees que sé. Y creo que tú, como persona bastante inteligente y que sabe usar bien los contextos, creo que también sabes mucho más de mí de lo que creo (ni qué decir cabe que siempre que ha surgido un conflicto has sabido argumentarme con cosas que creía que pasaban desapercibidas para ti)
Y siento volver a lo de antes, pero tú has intentado venderme que lo que yo hacía con mis amigas o me ponían, a ti no te sucede o tú no lo hacías.
Perdona que no te crea del todo (y no estoy hablando de cuando tú y yo aún no hablábamos), pero yo también sé ir de perfil en perfil y ver cosas por mi cuenta. Cosas de las que no puedo decir nada, porque las he intentado respetar, pero por momentos en cómo estábamos tú y yo de bien o mal y por cosas que uno ve, son gestos que no molan y me hacen pensar que eran más forzados y por "venganza" que por casualidad. Cosas en las que, a lo mejor ahora no caes y no diré porque es tu vida personal, pero considero peores o a la altura de lo que yo le hice (que según tú tan malo es) a la chavala de mi clase el día de su cumpleaños. Y sí, seguirá siendo una pequeña amiga porque con ella también descubrí muchísimo de mí, a pesar de todo lo demás, pero jamás podré consideraros igual (y eso que con ella acabé a ostias y lo sabes muy bien)
Pero, bueno, tú no eres así. Eres de piedra y no puede interesarte nadie más a parte de mí porque debo creerme tus palabras (porque lo de las redes sociales está muy guay, pero las cosas que suceden durante el día y la noche solo son imaginables. Y ambos sabemos que esas cosas suceden...)

No digo que hicieses lo que me reprochas, pero tampoco me vas a vender una película exacta, cuando tú has dicho cosas negativas sobre seres que se supone que aprecias y luego he visto que subías fotos de ellos como si nada. 
No voy a ser yo más que ellos que soy nuevo en esto ni a meterme en afirmaciones de cosas donde no me llaman porque no son mías por no cagarla (más si cabe)
Además, tus palabras ahora son lo que menos confianza me generan. Necesitaba algún hecho y no te vi muy por la labor. Y cada hecho que vi y veo me genera más desconfianza porque veo cosas que, o haces a propósito, o ya veo que tu atracción principal en ese sentido ya no soy yo (y por lo que "sé", no creo que vaya muy mal encaminado)
Te ofendiste cuando te llamé "niñata" (que menos mal que bloqueándome sin preguntar al menos qué me pasa como de costumbre no haces presunción de ello) y todas aquellas cosas "feas". Tampoco iban en un tono despectivo aunque te las tomases como tal, pero, ahora, analiza todo. 
Incluso tú me admitiste que no habías tenido un trato conmigo óptimo o parecido al de antes de ir a verte en algunos aspectos y te quedaste tan ancha.
Está muy bien que sepas colocar a las personas en el puesto que se merecen dentro de tu vida, pero, ahora dime: una persona madura promete cosas que luego no cumple como lo de venir, y espera a que pase la fecha sin ni si quiera tener la desfachatez de decirle a la otra persona que no irá? 
Una persona madura pasa completamente de una persona por orgullo, por desinterés o a saber por qué, después de habernos compartido de la manera que nos hemos compartido, aun quizá habiendo cambiado de sentires?
Una persona madura sigue comentando cosas sobre las que ahora tiene dudas de cara al público solo por sus celos internos o por mostrar algo que no piensa realmente?
Perdona que te diga, pero eso de persona madura y cabal tiene poco. Eso me ha llevado a pensar, que realmente yo no te he importado tanto o algo como "ser" (no como conexión mental) y que tu manera de preocuparte por mí o de seguir conversando, fuera ficticia y por no saber darme un motivo o decirme adiós mas que por interés verídico. Por seguir alimentando algo que no tenías claro ni tú como encajar o ya creías muerto, y seguir dándome unas falsas expectativas de algo que sabías que no era o empezaba a dejar de ser.

A eso se le llama "jugar con las personas".
Es tu decisión, pero hubiese agradecido a una Eukene mucho más humana, más sensata, y no respaldándose en teorías como: "sabes lo que estoy pasando en casa", o resguárdandose en su pasado para tomar decisiones.
También sabes lo que estoy pasando yo y mis problemas propios, y he sabido seguir y separar todos los temas y priorizarlos de la manera que creo que merecen aunque haya estado estos días algo "rallado" por todo lo que he estado tratando y que ni me apetece contarte.
Lo único a lo que te has dignado tú, es a defenderte de mis "acusaciones", a rebelarte contra mis pensamientos y a opinar y ver en mí, cosas que, según tú, yo te había vendido de una forma contraria.
Las personas evolucionan, pasan por baches y etapas (si tú puedes, los demás también), y no siempre son y actúan de la misma manera.
A mí me repercute mi conciencia actual, mi estado anímico y este año en el que he vuelto a avanzar retrocediendo, pero para ti es tan difícil de ignorar eso como para decir que yo soy alguien que se deja llevar por los demás y que necesita que le laman la polla para subirse la autoestima.
Y cuándo vas a observarte tú? 
A reconocer algo negativo por tu parte de todo esto?
A darte cuenta de que has metido a alguien en una cosa que ahora ya no te interesa y la has dejado sola para que se resuelva a sí misma?
Lo único que ha salido de ti es seguir a desgana conversaciones que ya no querías tener. 
Casualmente, las mejores conversaciones que tuvimos desde que volví, fueron: el día que estuviste sola en Bilbao y el último día que hablamos, el cual llegaste tarde, (sí, ese en el que me dijiste que ibas a venir) y, atando cabos, lo único que se me pasa por la cabeza es, que como el día de Bilbao, estabas aburrida o esperando a que te entrase el sueño. 
No sé a qué se debe tu desinterés o este desagrado. Bueno, visto lo visto, tengo mis propias teorías, pero yo no voy a seguir haciendo el tonto esperando algo que no quiere llegar aunque haya tenido que tumbar mil cosas. Porque las tumbé con palabras, y a mí esa mierda no me sirve de nada.
Estoy cansado de mostrar gestos e intentar darte toques de atención para que veas que te quiero, aun conociéndote tan poco y ciñéndome a lo que yo creía que me podías dar solamente o he imaginado, y estar buscando ahora algo en lo que no quería caer y he caído de nuevo.
Porque, seguramente, ahora esté escribiendo en caliente y desde el despecho por no ser todo como a mí me gustaría. Y uno de mis mayores miedos en esta vida es el rechazo y el fracaso, pero intuía que como persona eras increíble, no obstante, esa faceta de ti, de ser cierta, tampoco creo que vaya a poder seguir disfrutándola.
Tú me pediste la dirección de mi casa para algo que nunca llegó, y que, ahora mismo, no creo que nunca llegue por tus ganas (si ese algo existe) 
Pero, vaya, yo no espero nada de ti ya en ese sentido nuestro.
Yo te pedí la tuya, y cuando lo hice, lo único que recibí fue un gesto de sorpresa. Ni me la diste ni nada. Cuando yo sí lo hice.
Cuando yo no quise dártela en un primer momento por mis pensamientos, tú te medio picaste y "desconfiaste" un poco de mí por tus dudas, al igual que cuando no te creías que fuese a ir a Ibiza y lo hice.
Yo todo eso lo acabé cumpliendo porque valoré lo que era y supe dejar todo lo negativo atrás. Creo que nos merecíamos eso. Lo tuyo solo han sido palabras y propuestas ilusorias.
Tuve que buscar tu dirección (porque sí, me lo dan todo mascadito y la gente es la que suele pensar por mí y tener las ideas) para poder mandarte una cosa que salía de mí enviarte el día que haría un mes que fui. No obstante, no, no podía, pero tampoco lo hubiese hecho porque ya no me hacía tanta ilusión y no quería quedarme con cara de gilipollas. 
Tal vez pienses que iba deprisa, pero después de desacelerar varias veces antes de ir, lo único que quise fue dejarme llevar en cada momento como lo sintiese.
Sé que también me arrepentiré de decir esto, porque creo que en el fondo eres una persona magnífica, e igual, a mí solo me tocaba conocerte para esto y no como realmente eres, pero me estoy arrepintiendo un poco de haberte dado la pulsera. 
Es lo que siento ahora mismo aunque siempre te diga que yo no suelo arrepentirme de las cosas que hago cuando no salen de mi cabeza.
Esa pulsera era muy importante para mí, y creo que te la dí de una manera precipitada, como todo lo que te entregué.
Es verdad que esa pulsera representa mucho más que el amor superfluo.
Yo no te la dí porque quería que vivieses ese tipo de amor solo conmigo si no me tocaba, sino para que te quedase bien adentro el significado de la misma después de haberme contado algunos de tus fracasos (amistosos y pasionales)

Sabía que podrías valorarla como se merece. Estimar toda clase de amor presente, pasado y futuro, y subsistir conviviendo con ellos en el lugar que se merecen estén dónde estén. 
"Las personas que viven el amor viven eternamente".
Ahora todo me sabe amargo, qué quieres que te diga. 
Y serán acusaciones que no llegan a tus señales y lo que tú quieras, pero es lo que me has hecho sentir.
No es un reflejo de la clase de persona que soy por mucho que todo lo negativo quieras dipositarlo solo en mí, es un reflejo de la clase de personas que somos los dos. Y eso que ni si quiera todas estas palabras ni las anteriores se acercan un 1% a la realidad de quienes somos.
Me suena gracioso que tú te preocupases y pusieses en duda que yo fuese a ir a verte, cuando, cuando tú pudiste, no lo hiciste, según tú, por mi culpa. Y ahora, ni si quiera te hayas dignado en venir a decirme que no venías después de haberme hecho ilusiones con que lo harías. Prometiéndome que vendrías una vez más pasase lo que pasase y proponiéndome tú misma la fecha (eso sin contar que podrías haber venido antes de ir yo si hubieses insistido y a principios de Septiembre porque te lo hubiese pagado yo)
¿Así era cómo ibas a sacrificarte tú para venir algún "finde" a verme y al siguiente ir yo si seguíamos en la lejanía con esto? ¿De verdad?
Y ahí se supone que me "querías" al menos un poco más que ahora.
Si sabías que yo iba a seguir en Barcelona porque lo de irme fuera tampoco te lo había planteado seriamente, no sé a qué te referías tú por distancia para seguir adelante, pero vaya...
Te puedo haber dicho que he pasado por esto, que me daba miedo volver a meterme en algo lejano, pero me daba igual dar el paso para conocerte poco a poco, ¿sabes?
Si realmente tu visión era no meterte en nada que se separe por kilómetros, no digas que vas a compaginar "findes" para verme, no digas que todo saldrá bien, que vamos a ser felices, te metas en esto y no me ilusiones, y encima dejes caer todo el peso de la culpa en mí cuando yo solo he intentado buscar explicaciones a cosas que necesitaba saber.
Porque mi miedo a distancia persiste, pero la capacidad de darse amor entre dos personas de la manera que sea, considero que es mucho más fuerte que eso hasta que se rompe o se va apagando.
Si te soy sincero, desde que volví de Ibiza, que no haya sido palabrería y hayas hecho por mí, solo ha habido una simple llamada después de tres semanas. Y dignarte a contestarme mi texto, vaya, deberé agradecértelo.
Tu físico no era algo que me preocupase, pero si a ti te atormentaba esa inseguridad, hacías que me afectase inevitablemente porque a mí sí me importas. 
Sé que son cosas que no dependen solo de ti pero que debes resolver tú, es tu lucha interna y forma parte de tus miedos y de las circunstancias y yo no puedo hacer nada, ¿pero qué culpa tengo yo de que te sientas como aquello que habías dejado atrás y no quieres ser más?
Ya noté, que en ocasiones, cuando te cambiabas, maquillabas etc., tardabas una eternidad. Es más, tengo un vídeo en el que me dices: vámonos, cuando yo ya estaba, y tú te sigues arreglando durante dos minutos. 
Y también recuerdo cuando estaba tu madre, que no sabías qué vestido ponerte y yo te dije delante suyo que te quedaba genial el negro, que me gustaban tus curvas, y ella también lo creía así. 
Una madre tan guapa como su hija no podía estar equivocada. 
Porque yo te veía guapa tanto por dentro como por fuera. Y no solo te veía, es que lo eres.
"Me daba igual" tu pelo, tus problemas personales e "íntimos" que me contaste y no voy a relatar aquí, o cualquier chorrada que se te pasase por la cabeza.
Te recuerdo que fuiste tú la que me pasaste esto (aunque doy fe que es mucho más difícil llevarlo a la práctica):"La gente piensa que ciertos rostros son hermosos, pero, realmente, no lo son. La verdadera belleza, por supuesto, viene de la personalidad. No tiene nada que ver con la forma de las cejas. Me dicen de tantas mujeres que son hermosas, pero cuando las veo, es como mirar un plato de sopa."
Yo también me sentí inseguro por no haberte visto nunca. Es lógico. Viste cómo te dije lo de mis arrugas y mis facciones de la cara, cómo cada cosa que veías de mí era un motivo para inventarme algo para minimizarlo. Y ese tampoco soy yo.
Yo ya no voy nunca con la preocupación de lo que puedan opinar sobre mi físico. Y contigo me importaba bastante, me sentía inseguro. Quería gustarte, porque tú me gustabas a mí. A pesar de que lo nuestro fuese más allá de lo externo.
Piensa que era la primera vez. Ignora todas las fotos anteriores, no representan nada. Distorsionan la realidad.
Fotos, por cierto, que desde que volví, ya no recibo. Y aunque te haya visto ya y hayas llegado a "ser", creo que ese "feedback" y el de llamarnos era necesario de vez en cuando.
Y estuve esperando algún momento en el que sintiese que me volvías a escribir con ganas para poder pedirte echar un Skype con tal de verte o escucharte.
Pero esas cosas, si ya no salían de ti, no te las iba a pedir ni hacer yo. Tus motivos tendrías para no querer hacerlo ya.
Porque yo he intentado seguir de la misma manera o mejor con todo lo nuevo, pero tú retrocedías tres pasos cuando yo avanzaba dos. 
Podrás echarme en cara que te puedo llamar yo (de hecho lo hice), pasar fotos (que también lo hice. Incluso de cosas que me recordaban a ti y quería compartir porque tú estabas lejos), pero el que estaba preocupado por nuestra situación y no contemplaba esto como una tontería o una comedura de cabeza era yo, no tú. 
A ti en ningún momento te he visto preocupada por esto.
No entiendo, si tenías dudas o ya no lo sentías, que hayas seguido poniéndome mis corazones especiales, te quiero, amor... y todas esas cosas, más frías que de costumbre, pero a las que yo seguía dándoles el mismo sentido. O que me las repitieses por teléfono solo porque yo te las pedía. Que me dijeses que sí que querías continuar con esto cuando te llamé....
Ni si quiera te salía ya sacarme de mis casillas preguntándome si te quería. No debía importarte mucho ya cuando las cosas solo se "resolvían" dentro de mí con tus "y yo" o "yo también".
Y sé que no me he expresado bien por todo lo que se juntaba estos días, tanto nuestro como externo, y que he estado muy nervioso y apagado, pero intentaba hacer lo que sentía, mas no voy a ir detrás ni puedo darle una importancia dentro de mi vida a alguien que no sienta que me la dé a mí al menos de una manera similar.
Para ti esto no era más que un berenjenal. Un berenjenal, del cual también querrás atribuirme parte de culpa. Porque claro, llegamos a la conclusión de que cada uno debía poner de su parte para llegar a un punto intermedio para poder "entendernos" mejor a distancia, pero, no sé qué has hecho tú a parte de entristecerte con mensajes ocultos, pasar de mí, y resolver tus conflictos por tu propia cuenta después de meterme en ellos.
También, al igual que tú, he dejado a muchas personas que quiero atrás. 
Realmente me rodeo de pocos en mi vida. Pero por todas mis experiencias, por enfocarme en cosas que no merecían toda mi atención y por orgulloso. Por no saber ir detrás de las personas que creo que lo merecen y me llenan, y así voy, por etapas, perdiendo cosas por el camino y con una coraza por no poder darle el cariño que merecen a las personas venideras por miedo a que me tenga que desprender de ellas por cualquier motivo. Por eso, cuando me empiezo a soltar así con alguien, para mí no es ninguna tontería.
Hay muchas cosas por tu parte que me sonaban a excusa, entre ellas, y sin ir más lejos, lo de la batería. O que se te jodiese el móvil justo cuando te pregunté si venías o cuando te dije: "te quiero" y "ven". 
Esas cosas (que no digo que no te sucediesen de verdad), antes no eran una excusa para poder contestarme aunque fuese dos horas después.
Son cosas que se me pasan a mí por la cabeza, que puedes tomarlas como acusación, pero que son en base a lo que yo he vivido, mas de eso solo puedes saber tú cual es la realidad real que fuiste a la que le ocurrió y por qué no te apetecía hacerlo (yo solo puedo seguir acusándote e imaginando cosas que no me molaría que fuesen porque siempre me pongo en lo peor para ahorrarme disgustos)
Esto tan solo son elucubraciones de mi ser inseguro (que probablemente es lo que no soy pero es como me he sentido contigo), el cual saco a relucir por lo que tú me has dado (o no me has dado) últimamente, de las que estoy seguro que tampoco voy tan mal encaminado.
Eran demasiadas casualidades y, visto lo visto, no formaba parte tanto de mi paranoia como tú decías si nos hemos ido diluyendo así...
A pesar de todo, me gustaría decir que eres una bellísima persona con certeza, pero tampoco creo que te conozca tanto como para afirmarlo.
Lo que me has mostrado de ti (tanto en persona como a lo lejos) me insta a decírtelo. No voy a quedarme solo con lo que he vivido después de verte, sino no estaría escribiendo esto. Y más, viendo que tienes a un montón de personas que te quieren tal y como eres. Pero tampoco sé si eres mucha más imaginación que realidad, ya que, en persona, probablemente, solo me hayas mostrado algo que no es realmente así y ahora esté descubriendo una faceta a distancia que igual se acerca más a la realidad que la anterior y a mí no me convence.
Una bella persona no descuida a alguien que tilda de ser con mucha luz y de ser la representación de muchas cosas bonitas, y deja en la estacada a alguien sin ser capaz de decirle si quiera que no viene porque su orgullo y sus conflictos le pesan más que eso.
Sé que muchas cosas han salido mal por salirnos del juego y meternos en eso del amor de lleno con todo en contra, pero tampoco creo que se deba a eso en sí que todo haya salido así.
Sé que se te ha apagado la ilusión (si es que la tenías) por algo en lo que tenías puestas esperanzas: tanto en el juego del amor, como en el juego mental (en el que me incumbe como persona)
Es muy difícil hacer como si no hubiese sucedido nada, como si tú y yo volviésemos a ser parte de aquel juego... 
Al menos, por mi parte, después de haber sentido ciertas cosas, no puedo tildarte de otra aventura más y tratarte como si no me importase nada de lo que ha ocurrido contigo, pero tampoco me apetece volver a pasar por algo que ya he pasado por alguien que creo que no me ha apreciado de una manera justa en los baches.
Seguramente, yo tenga parte de culpa, pero una vez más, te repito: estoy hablando en base a cómo yo me he sentido y lo que mi cerebro o corazón quieren escribir e interpretar ahora (es una mezcla entre mi ser racional e irracional)
Y si he dicho cosas que no son así, me da igual, es mi visión y lo que yo he vivido desde una percepción que no puede absorber toda la realidad.
Podría terminar esto poniéndote otra vez mil cosas buenas que pienso o he pensado a pesar de todo, pero no dejarían de ser palabras, y creo que tampoco necesito repetírtelas mil y una veces.
Solo quiero que sepas que te echo y he echado mucho de menos todos estos días como no te imaginas. De verdad. Como persona, como ser, como todo lo que éramos y ya no sé dónde está.
Espero, (aunque me meta en cosas personales una vez más) que sepas gestionar tus sentimientos en un futuro y valorar a las personas como se merecen (no solo las que te importan o llevan ahí toda la vida)
Y que no decidas meterte en cosas teniendo conflictos pasados o sentimientos disuasorios por ti o seres de antaño.
Y no, no es una amenaza ni un consejo. Me alegraría por ti de veras, aunque a lo mejor no vaya a ser yo quien disfrute de eso (quédate con que soy el más pringado de todos y que me importan las personas después de todo)
Yo no quiero sentir que te tengo a ratos (y no hablo como nada en concreto ni de seguir como hasta justo antes de ir a Ibiza porque al fin y al cabo yo te quería independientemente de la manera, sino del sentirte como persona, como al principio, aunque fuese puntualmente y teniendo en cuenta que yo estoy lejos) o compartir cosas que no son sinceras, cuando a ti te conviene y de la manera que a ti te apetece. 
No me apetece seguir conectado a algo que no entiendo.
Me gustaba cómo lo hacía antes, cómo te compartías conmigo y dejabas con-EUK-tarme. 
Quizá tu objetivo era acabar por desnudarme más que mentalmente desde un principio y por eso todos mis argumentos que deambulan por mi cabeza a ti te la bufen. 
Me da igual. Tampoco sé muy bien lo que estoy escribiendo. Ya lo descubriré con el paso de los días y le daré un sentido más "real" que el que puedo darle ahora a todo.
Yo he intentado hacer lo que he sentido en cada momento hasta que mi conciencia ha dicho "basta" y no me arrepiento. 
Quizá no de la mejor manera, y creas; y seguramente tengas razón, que este texto vuelve a contener más odio que amor, pero el amor no se demuestra con palabras por muy bonito que quede.
Quizá, y solo quizá, yo tampoco haya sabido muy bien cómo llevar esto a medida que iba evolucionando porque no recordaba cómo se jugaba y haya sacado un "yo" inconsciente preso del pánico que, igual seguía dentro de mí, pero tenía apartado y no me gusta mucho.

Espero que le des caña a la carrera este año con ilusión y ganas, y ojalá te salgan cosas a parte con la música de vez en cuando o puedas enfocarte en ello y en los proyectos que te llenen.
Cuídate mucho. Al final de todo te mereces y quiero que seas feliz, y eso no depende de mí.

Si esta es mi manera inmadura de decirte "hasta siempre", imagínate cómo te siento yo que he estado un mes adivinándote.




"Gracias por enseñarme tanto durante todo este tiempo"
(Tal vez algún día nos veamos por las Filipinas, pequeña Andrómeda)